¿Qué es?
El tabaquismo es la adicción al tabaco, provocada principalmente por uno de sus componentes más activos, la nicotina; la acción de dicha sustancia acaba condicionando al abuso de su consumo. Dicha adicción produce enfermedades nocivas para la salud del consumidor. El tabaco aumenta la cantidad de secreción de dopamina disponible en un sector del cerebro e impide además la destrucción de la dopamina por la enzima monoamino oxidasa.
La liberación de la dopamina produce una sensación de placer.
También favorece la liberación de endorfinas, lo que explica en parte su efecto analgésico.
¿Qué conflicto emocional estoy viviendo?:
Antes de que otra cosa suceda, aclararemos el primer punto importante de esta información: EL TABAQUISMO no produce JAMÁS un cáncer de pulmón, JAMÁS.
Eso es una falsa creencia, ampliamente extendida alrededor del mundo y más vale que lo vayamos comprendiendo.
Lo que realmente produce un cáncer de pulmón es en primera instancia: MIEDO A MORIR.
Y hablamos de un miedo a morir por la razón que sea.
Por lo que si yo soy de la idea (falsa creencia) de que fumar me mata, seguro lo hará. Porque soy lo que pienso, así de simple.
El otro conflicto emocional que puede detonar un cáncer de pulmón, es una GRAVE AMENAZA DE PÉRDIDA TERRITORIO O EN EL TERRITORIO.
Una vez aclarado esto, ahora sí, analicemos al tabaquismo, desde las emociones.
Fumar obviamente y dependiendo de las emociones de cada persona, sí puede provocarnos una inflamación en los bronquios, una tos por la irritación de los alvéolos pulmonares, pero nada grave o de importancia. Jamás un cáncer. Ya quedó más que claro esto.
Ahora bien, ¿qué historias necesito vivir o haber vivido para encontrar en el “fumar” un placer inmejorable?
Veamos simbólicamente lo que fumar representa:
- Envolvernos en una cortina de humo para evitar a los demás
- Alejar al enemigo
- Inhalar aire, tomar aire, aspirar aire, recibir aire (recordemos que simbólicamente, aire es “papá” )
Por lo que fumar, es la consecuencia de querer ser nosotros mismos sin que los demás opinen, estén de acuerdo o desacuerdo.
Fumar es querer alejar con humo, a aquellos que no nos comprendan por completo, que no nos acepten, que nos rechazan, que no nos dan lo que necesitamos. Es alejar al depredador, a aquello que nos amenaza o nos produce miedo e inseguridad.
Fumar es querer acercarnos a esa figura que nos da seguridad, ¿tal vez papá?
Inhalar seguridad, inhalar a papá, meternos papá, ¡pero ojo!
Esta regla sólo se cumple, siempre y cuando la mamá (real o simbólica) sea muy dura, muy castrante, muy dominante, entrometida, etc. El fumar es emocionalmente una manera de sentirnos acompañados, cuando en el fondo nos sentimos solos, sentimos que nos falta amor, sentimos que nos falta compañía, etc.
Es una manera simbólica de sentirnos “seguros” , al lado de alguien ( o algo) que nos comprende y acepta.
Para comenzar a fumar, continuar fumando o fumar toda la vida, se requiere de haber vivido o estar viviendo, cualquiera de las siguientes historias:
- Mi madre es muy dura, amo más a mi padre.
- Debo ocultarme de mi madre, que no me vea mi madre, que se aleje mi madre.
- No cuento con mi madre, sólo con mi padre. - Sólo me comprende mi padre, no así mi madre.
- Como no tengo padre, como no cuento con mi padre, yo sólo me acompaño..
- No quiero que mi madre me quite la alegría de vivir.
- Necesito sentirme acompañado para funcionar.
- Debo poner una cortina para que mi madre no invada mi espacio.
- Necesito placer y nadie me lo da.
- Necesito compañía y no la tengo.
Así que como ven, el tabaquismo tiene una fuerte conexión con la relación con nuestros padres (reales y/o simbólicos) y habla mucho de un buen padre, de un padre del que se desea obtener más, de un padre que nunca estuvo para nosotros pero que sentimos que necesitamos.
Y de la misma manera, habla de una madre dura, castrante, demasiado participativa en nuestra vida, una madre que no nos brinda espacio, que nos asfixia.
Y todo esto sumado, a un sentimiento de vivir necesitando compañía, apoyo, comprensión, libertad, amor.
Y mientras no se tome conciencia de esto, de lo que hemos vivido realmente con nuestros padres desde que nacimos, será casi imposible dejar de fumar conscientemente, si es nuestro deseo.
Lo primero, si es que en realidad deseamos abandonar el hábito, es valorarnos, comprender a los padres y la manera en que nos trataron o educaron, perdonar lo que sea necesario.
Debo fortalecerme yo, comprender que en un cigarro o en una fumada, no está mi padre, no está la seguridad y menos, la compañía, además, de que no alejo a mi madre.
Debo perdonar y perdonarme y sobre todo, aceptar que no “necesito” de la compañía de nada ni de nadie para ser extraordinario.
Puedo buscar en mi transgeneracional, las historias de vida de mis dobles, conocer sus relaciones familiares, es decir, con sus padres y madres y encontrar esa emoción que he heredado a través de generaciones y que quizá no es mía.
En el proyecto sentido, debo analizar la relación de mi madre con mis abuelos, sus padres, porque tal vez fue ella la que me programó para sentirme vulnerable.
Y si mi deseo es seguir fumando, adelante, finalmente, es una decisión personal si lo hago con plena conciencia de que no lo hago para alejar a nadie ni esconderme de nadie.
Debo tener claro que al ser un elemento externo que ingreso a mi cuerpo, puedo perder capacidad respiratoria, puedo ocasionar trastornos del sueño, puedo ocasionar tos molesta o flemas. Y debo estar atento ante las falsas creencias de los demás, para que no influyan en mi confianza.
Una carta de duelo es de gran ayuda y revisar mi entorno, con quién vivo y cómo vivo, para hacer los cambios que yo sienta pertinentes.
HipnoTerapeuta Marcos Sánchez
No hay comentarios.:
Publicar un comentario