El ser humano actúa automáticamente ante conflictos de supervivencia.
Cuatro son las reacciones instintivas:
1ra. Huida. (Corre o se aleja rápidamente).
2da. Ataque. (Hace frente al peligro cuando se siente en capacidad de controlar la situación. O no le queda otra salida).
3ra. Paralización. (Queda en shock y se bloquea, le invade el miedo).
4ra. Hacerse el muerto o sometimiento. (Se desmaya o finge estarlo, para engañar al enemigo y así neutralizar al enemigo).
Estas situaciones ante señales de peligro, hacen que nuestro organismo produzca cortisol, adrenalina y otras hormonas que, son necesarias para que se produzca el reflejo automático.
Pero, ¿Qué es lo que pasa cuando la señal de peligro es constante?... Se produce un estado permanente de hormonas que afectan nuestro organismo.
¿Por qué el caminar nos alivia?
Cuántos de nosotros en situaciones límite de nuestra vida, optamos por caminar, como si quisiéramos huir de la situación agobiante que estamos llevando. Es el reflejo de huida. Luego regresamos un poco más aliviados. Pero al no encontrar solución al conflicto, seguimos dando vuelta en el mismo bucle de tiempo del que no podemos salir.
Entonces... ¿Cuál sería la solución?
Con el desarrollo de la civilización, el ser humano ha perdido el contacto con su naturaleza y su esencia como ser humano libre y sin ataduras. Se siente, imbuido de necesidades creadas por la industria del consumismo, y se hace pieza del engranaje de una sociedad, en que los valores inherentes al ser humano se pierden y se desnaturaliza su esencia. El ser humano es útil a la sociedad, en la medida que sea agente de consumo masivo.
Este permanente estado de vivir para satisfacer necesidades creadas, nos obliga a ser competitivos y nos olvidamos de vivir en colaboración con nuestros congéneres. Sintiendo que vivimos en permanente peligro, porque los demás significan un peligro para nuestra supervivencia.
Todo ello, conlleva a que vivamos en un stress emocional crónico, con un exceso de hormonas en el torrente sanguíneo, que dados los cánones impuestos por el sistema, no nos permiten efectuar los cuatro reflejos instintivos, para los cuales estas hormonas son producidas. Y es así, cómo se generan muchas enfermedades que padecemos.
Enfermamos, porque somos inconscientes de la verdadera causa de nuestras dolencias, porque es el mismo sistema el que crea "la solución" para desestresarnos. Nos envían señales repetitivas al cerebro, mediante todos los medios posibles. Somos bombardeados con recetas, programas de acciones dentro del sistema, para vivir en una pseudo vida plena y feliz. Nos distraen, nos divierten, nos entretienen, nos dan "placebos" para que sigamos dormidos, adormecidos y aletargados.
Para el que despierta, y vive una vida consciente, la realidad creada por el sistema, se ve como un programa de computadora, -tal cual Neo en la matrix- nos convertimos en observadores. Y descubrimos que el cerebro, es nuestro poderoso potencial.
Sin embargo, al ser conscientes, sabemos que, si estamos aquí, en este momento de la historia de la humanidad, es porque es necesario para el propósito de nuestra existencia: Trascender como seres humanos, experimentar emociones y sanar heridas. Para luego regresar al origen.
El ser y estar aquí y ahora, es nuestra gran oportunidad. Sigamos insertos en el sistema. Pero vivamos conscientes, aprovechemos las herramientas que el sistema nos ofrece y difundamos conocimiento consciente. Continuemos sanándonos y sanando. Aprendiendo y enseñando.
No te sientas sol@, somos muchos los que vivimos despiertos, formamos una red neuronal de luz que está elevando nuestro planeta a la 5ta. Dimensión.
Mientras tanto, sigamos haciendo lo que hacía el colibrí, al querer apagar un incendio echando agua con su diminuto pico. Aunque los demás animales huían, hubo alguno que le preguntó:-¿Crees que podrás apagar el incendio tú solo?-. A lo que él respondió: -No lo sé, yo solo hago mi parte.
Continuemos haciendo la nuestra.
Marinés Medina Hernández
Terapeuta en Descodificación Biológica
21/12/2020

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